Antes de salir, la luna ensaya. Fuera de ojos curiosos, se prepara, depende del día se maquilla, toda, media o nada. La luna, antes de salir ensaya, su luz, su paseo por el cielo, entre las estrellas. No suele tener éxito, pero es lo que menos le importa, ella es feliz, cada noche, porque hace lo que le gusta, escapar del sol o buscarle, nadie lo sabe, es una enamorada, no tiene éxito pero sabe que quienes la miran son pobres soñadores que siempre buscaron su luz, turistas de la noche, que saben que los sueños a la mínima se traspapelan, despliegan alas y vuelan, la luna les acoge.
A veces creo que espero a que estalle el mundo, a que la luna explote, para ir corriendo a buscarte y contarte cada uno de los planes, cada una de las palabras que pensé, cada una de las sonrisas que guardé, cada sueño que dejé apartado. Muero.
Los sueños son estupideces si quedan ahí, los sueños son metas, los sueños son deseos, pide de ti.
Las esperanzas son idiotas, el optimismo es la salvación y lo verás porque todo es decadencia, afrontémonos sin temor al caos porque no es malo, porque no hay nada mejor que crear la magia, sabiendo que no existe. Porque fui un soñador, seré un iluso. Y ahora, ahora divago. En intuiciones, en placeres del alma, en razones del corazón, irracionales, todo se mide en pulsaciones, en suspiros. Mira las estrellas, lo dicen todo, cada sueño nuevo significa colgar una más, sueña con tocarlas, si lo haces, algún día llegarás.