sábado, 21 de mayo de 2011

Manzana roja


La velocidad de los días

en la que el sol despierta y duerme.

Se encienden las ciudades

lámparas habitables

por donde corremos más de una vez

buscando viajar a cualquier lugar

que quizás no esté en este mundo, tal vez.


La velocidad de la noche

brilla cuando todos apagan su mente

el canal de los sueños,

cerrar ventanas, ojos,

párpados cansados,

y yo buscando.


Cuando algo importa

el tiempo resbala como gota

como lágrima

sobre una manzana,

soledad roja y mal acompañada

solo me queda una manzana

roja y mordida.


La adicción se marca en la piel,

brazos con ríos de sangre,

la adicción deja cicatrices

mordisco de bendición

que nos expulso del edén,

guiaban los dedos

que caminaban por el paraíso

que navegaban por tu vientre.


Los gritos del alma

mordiscos al corazón

perdidos por las ciudades

laberintos en calles

laberintos las líneas de sus manos.

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