lunes, 1 de agosto de 2011

Una Guerra Mundial.

El semáforo rojo está intermitente
caen gotas en intervalos armónicos
el cielo se nubla, el teléfono deja de funcionar
entre charcos y farolas estroboscópicas
Tan caótico, tan extraño.

Tanta lluvia, tanto destello.
Tú y yo contra el mundo.
Tú y yo contra el mundo.

Soy río de tejados y la caída es inminente
Maté a mi padre después de que mama gritara por mi.
Tan carnicero.
La tierra llora, los comerciantes también.
Tan insensible.
Aun me intento recuperar de ver tu desnudo.
Entraste así en mi mente.
Larguémonos, ya no se sentir nada.
Tan inerte.

Entre pasillos de cristal, para detenerte,
sigue oscuro, de vez en cuando algún grito
sigue gritando, en eco, no quiero perderte.

Mira estas manos, tú las soltaste
tú las vaciaste, no me dejas pensar
todo mal, todo mal.
Muy bien, lo haces muy bien.

Atrévete a entrar, aquí, a esta habitación
El aroma que nos rodeara en el sexo
el aire se volverá de color.

¿De dónde vienen los gritos?
Van con trajes, corbata y orejas de cerdo.
No te dejes coger, soñé que eras mía.
Grité que serías mía.

No te dejes arrastrar por lo demás.
Tú y yo contra el mundo.
Tú y yo contra el mundo.
Si nos separan te seguiré.
El cielo llora, no la toques.
Caen las estrellas, no lo borres.
Está pintado en tu puerta.
Esta noche nuestros brazos serán cadenas.

Seremos tú y yo contra el mundo.
Esta noche, por una noche.



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