viernes, 30 de julio de 2010

Los tumbos de la noche vagabunda.

Anochece y empieza de nuevo el sueño, caigo en tus infiernos, y ya no tengo miedo y quiero más, sediento de ahogarme en llamas, una explosión del deseo, un Big-Bang de pasión, ser viento y arrastrarme por los cabellos del fuego, la Bomba H en forma de locura, no se escapar de ti, no quiero salir.

Y despierto, exhausto, sin aliento, empapado, pulsaciones como latigazos. Y todavía es de noche, te pedí a la primera estrella fugaz que vi, la misma noche que quise tocar la luna. Eres mi sueño al dormir pero mi pesadilla al despertar y ver que no estás.

Noches donde lo que no llegan a iluminar las estrellas, lo ilumina la luna, un foco directo a los sueños, desde entonces, noches donde he nadado solo, hundido en un tu infierno silencioso. Noches donde he gritado desde lo alto de la montaña, dando libertad a la furia que tengo dentro. Noches sentado en la barandilla de un puente por donde debajo pasa la autovia, y noches sentado al borde del tejado dandole vueltas a un cigarrillo, por no dormir, por no soñar, por no despertar.

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